Cien años más para el Cabanyal.

Esas casas del Cabanyal disfrutan infringiendo la ley, hay casas malvadas y arrogantes que se quedan donde saben que molestan.

Es un puro acto de egoísmo su insistencia en ocupar solares en los  estarían mucho mejor oficinas bancarias y despachos financieros, nadie puede obstaculizar así como así la creación de un espacio urbano factible de ser convertido en pasta.

Una pena Barberá, qué bueno sería que en el Cabanyal viviesen sólo pijos con jersey verde manzana que supiesen distinguir un Ribera del Duero o unas alpargatas de Bárbara Bui, pero hablamos de un entorno degradado, mecachis,  y no es correcto que los ucranianos del chándal vivan a tres manzanas de la playa.

Hubo un tiempo en el que los ayuntamientos de España entendieron por moderno derribar o permitir que derribasen. Sin mucho trámite fueron desmenuzados hermosos caserones y chalés infinitamente más dulces de ver que el gallinero que La Caixa del Segura levantó en su hueco.

La gente del siglo XX no tenía Google Maps, q
ue sucediese entonces tiene cierta disculpa, pero en el XXI cosas así ya no deberían pasar, que sea rentable no le quita lo inmoral.

La obligación de un consistorio es limpiar con una brocha cada ladrillo que signifique algo y dejarlo donde estaba aunque estorbe o sea justo en medio del alma de la ciudad, donde el suelo son lingotes y babean los especuladores. El muestrario arquitectónico del Cabanyal nos enseña que la imaginación existió mucho antes que las fachadas acristaladas de las cajas de ahorros.

http://www.cabanyal.com/nou/la-lluita/?lang=es
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