el debate entre este y aquel

debate entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba.
Nuestro futuro diseccionado, espatarrado sobre una mesa diseñada por un marciano, mandan la corrección y -sobre todo- la simetría.

Modera un señor de Huesca con bigote, ping-pong con corbata de político, uno y otro ojean y hojean papelotes, que no papelicos, papelillos ni papelinas. Cálculos, cifras y letras griegas referidas al qué será será  de usted y de mí: Un papelón.

Barbados como papás pitufos, aparentemente cordiales pero en realidad crispados como Bruce Lee cuando se toca la nariz y le acorrala la banda de los malos.

Moserguistas profesionales por desgracia saben convencernos de que no hay más alternativa que continuar invitándoles al puro y al café.

Y sí.

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