¿qué es lo que beben los peces en el río?


La felicidad es una jovencita dispersa, bienintencionada  quizá pero voluble, que pone poca atención cuando le hablas. Distraída con sus cosas, coloretes, unicornios o videos de Melendi en el smartphone, no se estresa si se le olvida que tenía una cita contigo.  

Y aunque ella no sepa exactamente lo que significa, la felicidad es agnóstica, no se come el coco ubicando el cielo o el infierno. Dios y ella tienen cometidos diferentes. Él arrasa ciudades cuando se mosquea, ella en cambio lo único que hace es largarse dando un portazo y llamándote capullo.

Así que pedirle a la felicidad que en Navidad haga un sobresfuerzo es pedirle a Elvis que se cante una jota. La muchacha no entiende de epifanías ni equinoccios, además se  lleva muy mal con Papá Noel al que acusa de racista. Siempre empieza repartir por los EEUU y para cuando llega a Somalia sólo le quedan bolsas de pipas.

No voy a negar que a este bloc le gusta ver refulgir la fachada del Corte Inglés con bombillicas de colores, al crio pataleando presa del pánico cuando su madre, con la ayuda de tres pajes, lo sienta en las rodillas de un inquietante rey Melchor, así como a los camellos arriba y abajo por la plaza del Pilar, que vete tú a saber lo que a los pobres les pasa por la mente.

Lo que lamento es no poseer la vehemencia navideña de las muñecas de Famosa, aunque desde que salieron de Onil, y caminando a su paso, les han malvendido la fábrica y deslocalizado la producción sin que ellas hayan llegado siquiera a las proximidades del portal. 

De mis cincuenta Nochebuenas recuerdo sólo cinco o seis en las que no haya deseado ser monje budista. De esos que sólo comen mijo, viven colgados a seis mil metros y jamás tienen sexo a no ser que pillen a Yeti despistado. Pero al fin y al cabo uno ha nacido más o menos donde está y debe apechugar con su cultura. Tal vez sea una obligación ancestral aferrarse anualmente y de modo frenético a una zambomba, sacar la racionalidad al balcón y comportarse tan incongruentemente como los peces en el río, una letra aparentemente escrita en mitad de un colocón de ácido.

cien años de salud pública a la porra

Lewis Hine. Niña hilandera, 1908.
 
Que de parte de mi bisabuelo paren ya, que por favor sujeten al elefante. Si no lo saben manejar devuélvanselo a la Merkel, lo que están rompiendo no les pertenece.

Ser el partido en el poder no les da permiso a desmenuzar siglo y medio de desvelos de gente mucho más lúcida que ustedes, discúlpense con Marañón y renuncien a considerarse omnipotentes, sus cabezas están mucho menos iluminadas de lo que creen.

Bájense del carro o detengan el Audi en el arcén y pregúntense si les compensa saberse odiados e incómodos. Interroguen a Godoy, a las hermanastras de Cenicienta y a Pilatos, les dirán lo que se siente y si merece la pena. Sean sinceros y cavilen en si once millones de votos les legitiman para vender madres.

No siempre van a llevar póker de ases,  fíjense bien y cuéntenos con el dedo, observen que de este lado somos más, no nos pueden seguir puteando. Calculen antes de insistir si poseen suficientes furgonetas, si tienen las mangueras necesarias para dispersarnos cuando el buque si incline por la popa, hasta dónde y qué día podrán llevar adelante su proyecto de debilitar al vulgo con sangrías.    

Llevar un bordadito en el bolsillo de la bata a nadie hace poseedor de la verdad, tener agregada en el whatsapp a Esperanza Aguirre tampoco. Cuídese, señor Director, si le pilla Doña Panacea quizá le sacuda en la cabeza con la vara de Esculapio. 


 Antonio Burgueño. Director Gral de Hospitales de Madrid y su "modelo entrañable"

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La Sanidad Española desde el siglo XIX.

"Se creará una Comisión con objeto de estudiar las cuestiones que directamente interesan a la mejora o bienestar de las clases obreras, tanto agrícolas como industriales, y que afectan a las relaciones entre el capital y el trabajo”
Comisión de Reformas Sociales, Real Decreto del 5 de diciembre de 1883

“Se establece un Instituto de Reformas Sociales en el Ministerio de la Gobernación, que estará encargado de preparar la legislación del trabajo en su más amplio sentido…  …y favorecer la acción social y gubernativa en beneficio de la mejora o bienestar de las clases obreras”.
Reglamento del Instituto de Reformas Sociales. Real Decreto de 23 de abril de 1903. 

“La República asegurará a todo trabajador las condiciones necesarias de una existencia digna. Su legislación social regulará: los casos de seguro de enfermedad, accidente, paro forzoso, vejez, invalidez y muerte… y especialmente la protección a la maternidad”
Constitución del 9 de febrero de 1931. Articulo 46

“2. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios”. 
Constitución del 6 de diciembre de 1978. Artículo 43.

“Se reconoce el derecho a las prestaciones de la asistencia sanitaria de la Seguridad Social a los españoles que tengan establecida su residencia en territorio nacional y carezcan de recursos económicos suficientes”.
Real Decreto del 8 de septiembre de 1989. Artículo 1

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enlace: Angeles Maestro; una médico a la que hay que oír  antes de rendirse

lo poco que sé hacer


No sé qué merito tiene, Don Leopoldo, hacer bien lo único que sé hacer. 
 
¿O en qué otra cosa me puedo emplear?, ¿realizando exhibiciones de puntería con cuchillos?, en cada actuación desmembraría a una partenaire. ¿Extrayendo el ADN de una cáscara de plátano? Me equivocaría y señalaría a un chimpancé inocente como el asesino.

Lo que pasa es que usted ya tiene su libro, Don Leopoldo, y no sé si realmente me comprende. Por otro lado el que esté muerto -y espero que no se ofenda por que le saque el tema-  dificulta un poco la comunicación. Los cadáveres por geniales que hayan sido carecen de objetividad, se distancian enseguida de los cotidianos errores, orgasmos  y agonías de los vivos.

Busco un paréntesis, lo abro, me acomodo dentro y escribo. No me pagan, es más, pásmese; me cobran por hacerlo. France Telécom posee una nula sensibilidad literaria, siquiera se molestan en leer, convierten en bytes las páginas y las envían sin la menor crítica, con diligente y absoluta frialdad e importándole un huevo si se trata de un soneto o una factura de gas.

Vivo en un submarino con ventanas a la calle, afuera un continuo ruido de pueblo en fiestas, tormentones consecutivos de verano y polvo, polvo de desierto globalizado. Dentro un ordenador, zumbón como el negro que baila el bayón.

Ahí se acaba mi ecosistema. Aquí soy el único depredador y también su víctima, alterno arriba y abajo en la escala evolutiva, me capturo, me muerdo en la yugular y me como. Otras veces huyo de mí mismo, corro más y me meto en agujeros en la tierra en los que sólo yo quepo, como un pulpo me cuelo dentro de un frasco vacío.  

Estoy desubicado, señor Alas, como Heidi en una orgía, todavía estoy pensando en conquistarle Túnez a los turcos, salvar Hiroshima, evitar que Lady Macbeth se suicide, comprarle otro frasquito de perfume a María Magdalena.

Y me estoy quedando en nada, maestro, como Orellana en la Amazonia,  me devoraron los yacarés, soy el humo de una cerilla disipándose en un día de cierzo.

Soy un inútil porque no hago lo único que sé hacer.

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un disidente en el Alcázar


pelmazo, za.
(De or. inc.).

1. m. y f. coloq. Persona tarda en sus acciones. U. t. c. adj.
2. m. y f. coloq. Persona molesta, fastidiosa e inoportuna.
3. m. p. us. Cosa apretada o aplastada más de lo conveniente.

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Sois una mosca zumbando en la oreja. Intento espantaos pero tengo las manos ocupadas con la taza de Nesquik, pruebo con el diálogo y no funciona, os arreáis un cabezazo contra el vidrio e insistís.

Toda una vida oyendo de fondo vuestras vísceras, soportando soflamas, peroratas y monsergas, se me acaban los sinónimos y todavía os oigo romancear, vocear oles y vivas a lo que es absolutamente obvio. Juráis tanto que hasta el Cid se las pira aburrido de escucharos.

Ya sé en qué país vivo, no es menester que me lo sigáis deletreando, y aunque me reservo los cohetes para una época mejor, lo cierto es que mataría a quien intentase arrancar una sola página de la Espasa. Adoro mi idioma, mis pintores y al olmo seco de Machado. Y mi novia hace una tortilla que obliga a los suicidas a replanteárselo.

Así que si es por mí podéis relajaos, amo y amaré la Patria cuanto y hasta donde a mí me dé la gana, no sois vosotros quienes gestionáis mi amor al territorio.

El pasado os dejó mal informados, un país no nace del coraje, las cabezonadas heroicas quizá ayuden, pero con frecuencia destrozan, España es un compendio bello y desastroso de libros, fachadas, derrotas y cocidos, una magnífica empresa en perenne bancarrota compuesta por mártires anónimos y premios nobel. Isabel la Católica y el caballo de Santiago colaboraron, sí, pero sólo un poco y hace mucho.

La Patria es una señora liberada que lee en varios idiomas y antes de rezar piensa, que sabe vestir según la ocasión y no obedece a ningún machito lleve una corbata de seda o ceñido el fajín rojo de Queipo de Llano.

Y si tanto os molesta que millón y medio de votantes porfíen con largarse, crear otra nación y en esta misma calle, planteaos los porqués. No seré yo quien los defienda, son igual de insistentes y plastas que vosotros, en cualquier caso pillan lejos de mi sofá, no me deis más la tabarra. Cambiad el deuvedé de los ayes y poned uno en el que se explique cómo salir de esto sin rompernos las costillas.

Que conste que España nos encanta tengamos o no una rojigualda en el balcón, ser patriota es un asunto mucho más profundo que poner a caldo a Durán Lleida y salir a menear una bandera. De hecho alguno hay que la menea y después se lleva tres millones a un banco de Lausanne.


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.                               el Himno perpetrado en la plaza de Colón

Nota: Puesto que poseo un DNI español la Marcha Real también me pertenece, así como el Escorial, las islas Chafarinas y el cuadro de Las Lanzas. Me pregunto pues porqué no he sido consultado antes de descartar ese magnífico y aglutinante chuntachunta y encajarle al himno -y a presión- una letra cuyo encargo siempre será un marrón para el poeta elegido por la Historia. Con todos mis repespetos hacia Jon Juaristi, “Al sol de Europa, alzada la copa” yo se lo he oído decir a una inglesa en Benidorm. 

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