de mobiliario urbano y otros crímenes

Hay bancos que aberran.

Y urbanistas que se masturban, así se les estropea la vista y dicen a todo que sí cuando un arquitecto sicótico les expone sus proyectos.

Rodeada de vallas, incomunicada como en Guantánamo, la vieja plaza sucumbirá y no habrá contribuyente que acuda a su rescate, destripada sin anestesia, asomándole por las zanjas cables, tuberías y el esqueleto de un gato. Más abajo saldrá un paupérrimo murete de ladrillos que los de la Degeá concluirán es del tiempo de los moros, lo mismo que el gato.

Aunque no hay maldad en el hombre del martillo neumático -a él simplemente le pagan para que mate-, no dudará en ejecutar sin juicio, primero a los parterres y después a las farolas, éstas caerán desmadejadas, tratadas como furcias, y al señor del busto, ese prohombre con patillas del que nadie sabe si conquistó el Perú o si tocó las castañuelas, tras apearlo de su mármol para quitarle la caca de paloma –será la excusa-, lo reubicarán en el centro de una desangelada pileta rodeado de chorros asincrónicos, allí la palmará de nuevo de estrés y reúma sin olvidar jamás a la madre del arquitecto.

Hasta que finalmente lleguen ellos, fríos como la momia de Lénin, duros como la mirada de James Cagney e incómodos como el Dalai Lama ante un chuletón de Avila.

Estaremos indefensos, somos tiernos a la vez que quebradizos, ellos poseen aristas y superficies deslizantes, ángulos rectos. Paridos por genios del diseño urbano dentro de sus macintoshes nos desprecian por ser tan convencionales y poseer vértebras lumbares.

Hay bancos que los carga el diablo.

un banco amigo del Pº de la Contitución y un ¿banco? de Fernando el Católico



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http://www.heraldo.es/noticias/zaragoza/reciclaje_mobiliario_urbano_zaragoza.html

elefantes por la República (republicae loxodonta)


No fue fácil para ella, acostumbrada a mantener siempre las distancias gastaba el tiempo mordisqueando indiferente los hierbajos hasta el día en el que le vinieron las primeras calenturas. Entonces se desinhibió de golpe y a partir de ahí le importó un pito el qué dirán, esparció impúdicamente sus olores por toda la sabana y se esmeró emitiendo provocativos ultrasonidos que sólo los elefantes saben descifrar. Bueno, los muy cortos no.

Los machos captaron el mensaje a la primera, entre elefantes no existen los equívocos, llegados desde lejos ahí se plantaron tantos que eran demasiados, y como nadie parecía tener intención de largarse los más grandes empezaron a descalificar a los bajitos. Déjame a mí que tú no vas de poder con este tronco y cosas así. Alguno se desanimó pero aún así sobraba peña e intentaron intimidarse a base de barritos, como tampoco funcionó optaron por darse de trompadas.

Y mientras, la elefantita juntó el coraje suficiente para encarar el tema con la jefa de la manada, que en principio tuvo alguna duda pero finalmente consintió, ordenando al resto que discretamente se fuesen retirando de la escena para que se iniciase el cubrimiento, sin muchos prolegómenos, hay que decirlo, romanticismo poco. Cuando se quedaron solos ella lo miró por encima del lomo y dándole la espalda, estiró la trompa hasta tocarlo, el resto ya fue cosa fácil.

No se sabe exactamente qué le habían contado sus amigas o si estaba informada de que la consecuencia del calentón serían veintidós meses de embarazo, bajo el sol por aquellos andurriales de Botswana y con el barrigón. ¿Quien me mandaba a mí?, se desahogaba con sus hermanas. Por su parte las elefantas viejas procuraban animarla mediante el absurdo método (también usual entre las homínidas) de relatarle detalladamente sus respectivos partos.

A punto de llegar la estación de lluvias rompió aguas con gran alboroto de la manada, la matriarca mandó detenerse a todo el mundo y las hermanas mayores de la preñada fueron las encargadas de explicar con diplomacia a los leones dónde podrían ir a parar de un trompazo si se aproximaban en exceso.

De pie, con las patas traseras separadas, tardó apenas un cuarto de hora en dejar caer el elefantito, su propio pesó rompió el cordón umbilical, las elefantas expertas estudiaron al bebé con la punta de la trompa antes de anunciar que todo estaba OK. El padre, tras explicar que tenía que hacer no sé qué trámite en el delta del Okavango, hacía tiempo que se había marchado sin dejar un teléfono.

El elefantito mamó de su progenitora durante más de un año. Durante los diez siguientes exigió la atención de toda la manada, ándate con ojo que la sabana está muy mal, le avisaban. Cumplidos los veinte la situación era ya francamente incómoda y la jefa no tenía reparos de acosar con indirectas a la madre. ¿Ya está grandecito tu chico eh?, solía decirle.

Así fue como, largándose por su cuenta, se convirtió en elefante adulto, Loxodonta le llamaban. Hasta ayer un elefante anónimo, sólo en una ocasión fue grabado por un helicóptero de National Goegraphic pero muy de lejos.

Se trataba pues de un buen elefante, nada pendenciero se conformaba con arrancar de vez en cuando un baobab para zarandearlo y hacerse el chulo delante de los ñus. Medianamente culto conocía la teoría según la cual en su país existen demasiados miembros de su especie. Es lo mismo que ocurre con los humanos en Bombay, solía decir, y nadie dice nada.

En su caso pudo haber vivido más de 50 años, pero un día llegó un rey, uno  que estaba a punto de adbicar, abonó una tasa de unos cuantos miles de dólares y lo mató de un tiro.

Arrieritos somos, le dijo Loxodonta al morir.

Y entonó con la trompa el Himno de Riego.


c o n s o l i d a n d o

Le felicito Pérez por ese trabajillo que le ha salido en la Moncloa, aunque he de decirle que encuentro algo ambiguo ese punto tres, pero no se sofoque muchacho, sólo es la web del Gobierno de España y lo suyo una ínfima torpeza de becario que sabrá entender el pariente que le recomendó, ese que es compañero de guiñote del cuñado de la que le lleva los papeles al tapicero que le forró el sofá cama del despacho al Consejero de Asuntos Concejiles.

Acláreme no obstante, soy muy turro, que a quien el Gobierno planea consolidar no es a la misma democracia. ¿O es que sus jefes le han instado a insinuar al ciudadano que las hordas del PSOE nos la dejaron en estado líquido?  

Si se da el caso de que el pitbull de su vecina se le comió los apuntes de la ESO, búsquese en el Rincón del Vago algún cursillo de sintaxis, hágalo antes de que la marisabidilla de la vicepresidenta se lo sugiera, he oído que está muy irritable a causa del suelducho que le han ofrecido a su marido por ir por las cabinas comprobando en cuales ha sido arrancado el telefonillo.

De momento -y deje de temblar que yo le dicto- ponga en su web que el Estado hará el mayor esfuerzo de consolidación de los últimos treinta años

En mi modestísima opinión a la democracia no es menester que la mencione ya que a estas alturas su presencia debería ser obvia, quiero decir que es una cosa que ya sabemos todos, disculpe que me olvide de lo suyo y le hable en arameo.

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¿Para qué te tomaste la molestia, Agustina?


Fue llegar y no dudar, supiste enseguida cómo coñe se disparaba un cañón, yo me hubiese pasado media tarde y con los nervios gastado la caja entera de cerillas.   

Y el caso es que, permíteme que te lo diga, tu rey era un capullo.

Por eso me pregunto si entre los cascotes y el humo, mientras los gabachos corrían subiéndose los culóts, te planteaste hasta qué punto había sido práctico ponerte cabezona, si no era un sinsentido haberles arrugado el shakó de un macetazo.

Si no pensaste que más pronto que tarde se nos iban a zumbar, por mucho que nos hiciéramos los chulos éramos un reino arruinado, inefectivo como el yelmo del Quijote, cada bala de cañón nos salía un potosí y además las habíamos pagado con la VISA. Lo peor es que el enemigo lo sabía.

Salvo aquella vez que Iniesta pilló despistado a Stekelemburg siempre son ellos los que ganan. Nuestros gobernantes en cuanto se oyen los primeros pepinazos se apresuran a agacharse para luego echarnos la culpa del desastre. Por ahí opinan que sólo somos eficaces llevando un mandil y una paellera sobre el hombro.

Así que no me hagas caso. Agustina hiciste bien, dijiste que no y fue que no, y si sale con barba San Antón. Ignoraste ese catastrofismo de burguesillo acojonado lector de titulares y te manchaste de barro las enaguas sin pasársete siquiera por el moño que podías perderlo a causa de un obús.

O de una reforma laboral, que mata más.

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c l í t o r i s


Es duro ser reina, muy chungo, una acaba por volverse loca, es lo que dice siempre Juana. O mira a Julia Roberts y dime si no era más feliz como pilingüi que como reina bruja.

Pocas se libran: la de Corazones era en realidad una psicópata y Sissi una hiponcondriaca. Richard Burton arrastró a la buena de Cleopatra a la bebida, Maria Antonieta enseguida perdía la cabeza...

Coronarte y pasarlas canutas viene junto, por eso Lady Macbeth termina volando sin motor. Ginebra desde que se casó no ha tenido un orgasmo. A Padmé Amidala los bichos le dan asco.

Sofía no es una excepción, con esos yernos haciendo pifias y su esposo ejecutando elefantes, pasandose de campechano con princesas extrañas.
Pero lo peor es lo que viene ahora; una lagarta pretende enseñarle qué es el clítoris.

Ignórela su Majestad. O aún mejor, explíquele a esta poligonera que precisamente fueron las griegas las primeras en descubrírselo.

Y es que Ulises tardaba muchísimo en volver.

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