Paseo de Echegaray y Caballero, el otro día.

Hace unos días elucubré acerca de estas dos construcciones de ladrillo que he visto durante toda mi vida; unas pilastras ahora fuera de contexto integradas  un poco a la fuerza en una estructura urbana lisa y sin árboles.

Mirando fotos antiguas averigüe que su propósito original era señalar la escalera por la que se descendía a un embarcadero junto al puente de Piedra. 




En 1964 se construyó en ese mismo lugar el anterior Club Náutico. Hoy su espacio lo ocupa otro garito mucho más moderno que confía  en que con un poquito de suerte, y la suerte es una niña rarita de cojones, llegará a tener la misma vida y solera que tuvo el anterior.

La foto de la revista LIFE y es de 1952, pero otras pilastras como esas ya existían junto a otras escalericas que se utilizaban para bajar a las barcazas que cruzaban a la arboleda de Macanaz. Eso fue hasta 1941, el año en el que se instaló la Pasarela que a su vez fue sustituida por el puente de Santiago en 1967.



Durante la década de los cincuenta estaban en obras el edificio del Ayuntamiento y el entorno del Monumento a los Caídos con sus hileras de cipreses, que daba muy mal rollo y queda rematadamente mejor donde ahora está. Pero seguramente lo que más emocionó a los zaragozanos de entonces fue la reestructuración en 1954 de la Plaza del Pilar (unión de las del Pilar y la Seo), que existió hasta 1989, cuando se acometió la última reforma, por cierto efectuada siendo alcalde un señor que extrañamente desapareció en el éter. Supongo que por lo que pudiera pasar.
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