¿Es que no hay nadie más por ahí?

¿No hay nadie? ¿Tan pocos somos en este pueblo?

Tiene que haber, es imposible que no exista alguien con capacidad y un poquito de impulso, alguien que sólo tenga dos o tres trajes.

Que haya viajado mucho en bus urbano y que su apellido no tenga guioncito.

Un cerebro con vistas al campo que lleve años escribiendo su programa. Que tal programa será un libraco, ni duda cabe, pero aportará eso que la RAE define como “una disposición que se ordena en la fantasía para la realización de una obra”. Dicho en cheso y en bable; un plan.

Ese quien sea, ovule o no, yo rogaría que sea nuevo en la oficina, que venga de una fábrica, del despacho de una PYME o del claustro de una universidad, pero sobre todo; que no tenga currículum de político, ni aquí ni en Europa ni en La Muela. Alguien cuyo padre, tío o abuelo jamás haya estado cerca de un escaño.

Si ese quien sea es de los que opina que hay que crujir a impuestos a los que más tienen, controlar a la banca, estatalizar, gastar dos cincuenta en armamento y jubilar al Borbón, a mí me dará una alegría.

Aunque ¿qué le vamos a hacer? de no ser así un servidor estaría dispuesto a esforzarse y hacerse el simpático, sólo en el caso de que sus soluciones fuesen soluciones y no meras estadísticas y tartas de colores en el powerpoint.

Alguien tiene que haber, digo yo. Y pregunto, que es que uno no entiende de según qué cosas:


¿Ese tal Messi no dicen que es muy bueno? ¿Qué es pues lo que sabe hacer ese chico?
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