PapáNoel no actualiza el GPS y se ha saltado mi calle


Este bloc tiene menos visitas que Epi y Blas, pero si por un casual estuvieses ahí siéntete felicitado, confío, eso sí, que hagas buen uso de la felicidad que te deseo y no la malgastes en cosas superfluas y/o caramelos con droga.

Habremos de resignarnos, por más pedantes que seamos con nuestra madrina hablándole del Concilio de Nicea (que ahora viene a resultar que está en Turquía, lo que se aprende con Movistar), de momento, y hasta que los jacobinos se hagan de nuevo con el poder, esta noche seguirá siendo Nochebuena.

Quizá no fuese tan mala idea si, gobernando una nueva Convención, se guillotinase a todos los santaclaus. Por desgracia perecerían muchos inocentes, es cierto, esos que despachan con 500 euros a cambio de soportar durante quince días el acoso de hordas de infantes liderados por Bob Esponja y predestinados al neoliberalismo.

El que suscribe pone toda su voluntad en sentirse mejor persona, pero son todavía las siete de la tarde y en Antena3 en cuenta del villancico de la burra emiten una del perro Rex. Además mi vecino, hay que ser rata, ya marchó con la ninfómana de su novia al apartamento de Salou,  prescindiendo de dejar encendidas las lucecicas con las que nos desea feliz navidad desde el balcón.

Así no hay quien se ambiente caray, el turrón de chocolate con arroz no me funciona, merced a una oferta del Eroski lo llevo comiendo desde agosto, y el belén lo tengo en el trastero, dentro de la caja donde venía la cafetera del Clooney. Entre que me quito el pijama y bajo se pasa la fecha, añádele el capazo que cogería con el portero, justamente indignado por  las cuatro perras con las que le compensamos del tremendo disgusto que para él supone no poder cenar esta noche en casa del cuñado.

Y ahora dale al play. Con un poco de jazz las noches siempre son de paz. Y rima.


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