dos mil doce


Pues ya está, dos semanas cepilladas del 2012, que es el definitivo, de aquí a unos meses deja de pagar el alquiler, gástate los seiscientos euros en mariscadas, invita al yonqui que duerme en la Caixa de tu calle y no te preocupes por un subidón de colesterol.

Hay que joderse con los mayas, bien podrían haberse quedado calladitos, no había necesidad de ir dejándonos prediciones espantosas garabateadas en grafitis para que llegase un espabilado a descifrarlas, que hemos de suponer que el arqueólogo calculó bien, mira tú que gracia si al nota se le olvidó bajar una coma y el asunto del cataclismo global se prolonga un par de años,  para entonces estaremos emocionados con el Mundial de Brasil y nos habremos olvidado del tema, el zambombazo nos pillará en el bar.

Los astrólogos mayas iban de listos, sacrificar vírgenes es muy fácil pero concretar las cosas ya no, no sabemos si se tratará de un meteorito, un agujero negro o un mosqueo de Kim Jong-il.

¿Y de ser un meteorito exactamente dónde se estampará? No quiero parecer un cabrón insolidario pero el océano Pacífico, que suele ser donde lo peta casi todo, me queda bastante lejos, aunque ni en Lumpiaque se librarán de que la atmósfera se cubra con un manto de cenizas. En Salou hará un frío del copón y los alquileres de apartamentos estarán tirados, se perderán las cosechas y morirán las abejas, la Granja San Francisco fabricará Nocilla.

De momento este bloc desea que la felicidad de los estúpidamente felices nos sea contagiosa a los que acostumbramos a avinagrarnos pensando en palmanovas, inmunidades y urdangarines.

No obstante, y por lo que pudiera ser, agradecer los minutos de lectura, seguro que Movistar será lo primero que caiga, sin necesidad de cataclismos globales suele suceder, y como en el tema de Bunbury; que no nos falte esa canción que en el peor momento nos repare el corazón.


.