¿reflexionar es flexionarse muchas veces?


Un servidor el sábado reflexionó. De hecho lo dediqué a eso, o al menos su último tramo, sin especificar el modo.

En el exterior de mi piso sin muebles, con Rajoy y Rubalcaba colgando de las farolas cual zapatillas deportivas viejas, ya hacía meses que había sido vadeado el Rubicón empapándose el eslip los legionarios, que se pusieron de barro hasta la cauda.

Así pues la suerte estaba echada, encajando la palabra suerte como ninguna. Hay que haberla tenido, Don Mariano, para obtener el privilegio de gobernar esta nación sin aportar ideas de cómo.

No le negaré que la progresía nos ha fallado, que al conejito de PSOE se le han ido las pilas acogotando a los fumadores, organizándole a Lorca homenajes a los que a él probablemente no le apetecía ir.

Mientras tanto nos han zumbado, o en realidad se nos han zumbado. No obstante el cambio es sólo relativo; los que más debemos somos los que ya debíamos antes.

Pero semejante debacle, que es una palabra la mar de gilipollas, nos la llevamos currando desde que el que suscribe tenía 13 años,  entró por primera vez en un hipermercado francés y nadie me informó de que, cada vez que pasaba por caja un Danonino, mi país se empobrecía un poquito más.

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