Vargas LLosa.


Según parece, si te las quieres dar de literato, ante todo debes ser crítico con los grandes premios, patear siempre y decir que muy bien éste pero que mucho mejor hubiese sido aquel.

Un servidor queda lejos del Olimpo y solamente se asoma al universo de las letras desde su humilde y autocomplaciente bloc, aunque bien es cierto que en una ocasión, y con motivo de un librito de doscientas hojas, estuve invitado al vino español con el que el alcalde nos obsequió a una docena de  escribientes vírgenes que acudimos acompañados por una media de quince familiares cada uno, la mayoría abuelas. Como las mías ya fallecieron en mi caso sobraron taquitos de jamón que se debió comer la abuela de otro.

Dada pues mi condición de vasallo cuya opinión se muere entre las rocas sin llegar a puerto alguno, puedo confesar con toda tranquilidad  hasta qué punto me emociona utilizar el mismo diccionario que el señor sobre el cual ha recaído el Premio Nobel de Literatura.

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