Todos se meten con Leire


Pura envidia, cállense ya esos españolitos maldicientes, la  nueva ministra no tiene la culpa de que le hayan pasado tantas cosas en tan poco tiempo.

Lo que sucede es que sabemos de ella demasiado, es lo que tienen las vidas públicas, que la plebe se entera hasta de que tienes aerofagia, por eso deducimos que nunca necesitó presentarse a unas oposiciones, que jamás obtuvo plaza en Benifallim, Cullera u Onteniente y que ninguna universidad de los EEUU le otorgó una beca para el estudio del impacto de los petardos en la sociedad levantina.

Su mérito estuvo en quedarse a vivir en la política, siempre solidaria con todo lo que fuera menester, hiperactiva y omnipresente, profesional de la verborrea políticamente correcta fue yendo de dados a dados tirando fuesen o no fuesen cuadrados.

En mi escasa formación y en mi sólido escepticismo alguna vez he llegado a sospechar que, para iniciar una carrera política, basta con hacerse estampar photoshopeado en los carteles, yo mismo tengo una reticente pesadilla en la que, tras militar con éxito en el Partido Independentista Monegrino, soy elegido senador por Perdiguera.

Uno sólo asciende en su trabajo sacando brillo y meneando lo mejor que puede las piezas que le mandan, da igual que sean botellas de Ajax pino o negros atachés, y visto lo visto los jefes de Leire Pajín quedaron satisfechos, tanto así que de le bastaron cuatro años para pasar de diputada de infantería a Secretaria de Estado, y de ahí a Secretaria de Organización.

Pero la alta política no sería posible sin nuestros confiados y posiblemente irreflexivos votos, así que no sé de qué nos quejamos los que vivimos en el entresuelo. Dada la juventud de la ministra de Sanidad, todos la hemos visto rellenando los impresos y apilando cajas hasta alcanzar el estante en el que estaba su cartera.

---------------------------------

Nota: Tengo un amigo militante que me reprocha ser ibéricamente mezquino en mis apreciaciones pasando por alto algo tan vital para un político como la vocación de servicio.

Vale, pues entonces será eso.