Miguelín se queda._

Ha dicho la ministra Salgado que Miguelín no hace falta que vuelva a España, que puede quedarse en Shangai que por nosotros no hay problema. No creo que extrañe a la familia, se hará a aquello enseguida, es la ventaja de ser pequeño.

Mucho mejor para el niño, allí crecerá sano, se hará más disciplinado y le enseñarán tai chi. Botellones en Pekín dudo que hagan muchos, se convertirá en un chaval delicado y amable que pasará los fines de semana practicando caligrafía. Sonreirá, dará las gracias por todo y si a los dieciocho le compran una bici será el hombre más feliz del mundo.

Tal vez llegue a ser de mayor un alto ejecutivo en una de esas macro-empresa de importaciones que mandan a Europa bolsos clonados de Tous, y si algún día siente la llamada de la sangre, Coixet estará encantada de pagarle el viaje. Necesitará quitarle los asientos a un Jumbo pero eso no importa, una madre es una madre. Podría pasar aquí un par de semanitas, lo justo para llevarlo a ver la Sagrada Familia y una corrida de el Juli.

Comprenderá enseguida que va a vivir en una sociedad férreamente controlada, que allí confianzas las justas, nada de andar diciendo lo que se piensa. Si de niño le explican bien las cosas cuando crezca entenderá a la perfección porqué la ausencia de democracia en China es lo de menos y que lo que realmente importan son los mercados, sabrá que para triunfar es imprescindible poner a los más pobres a coser zapatillas deportivas durante once horas al día.

Así que, Miguelín, no hay más que hablar, que lo pases bien, aprovecha esta gran oportunidad que te da la vida y no te preocupes por nosotros que ya nos las arreglaremos. Te pusieron ahí para representarnos y has cumplido.
 
El planeta entero ha visto a España reflejada en tu desproporcionada cabezota de bebé institucional y gilipollas.


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