El Tiempo de los Bocazas. (expertos en la crisis)

Ya está bien de pelmas, de economistas sabelotodo que se agarran como lapas a las primeras páginas de cualquier cosa que lleve páginas.

La suya es oída como palabra de dios, y dios últimamente sólo sabe decir que nos estamos yendo todos al carajo, aunque no indica ni cómo ni por dónde. Por cierto, él no viene.

Llevamos dos años soportando soplapollas de Harvard, aguantando pamplinas de reverendos opinadores con traje mil rayas que escriben decálogos en la mesita plegable del avión mientras van de conferencia en conferencia, cobrando por describir una y otra vez el futuro horrible que nos espera.

Si bien este es un blog sin título académico, en él creemos que no hacen falta dos carreras para saber dónde se ubica el meollo de la crisis. Está donde siempre estuvo, en las capas sociales que más le gustan, allí donde puede despatarrarse a placer.

La crisis es una señora hijaputa que se nutre de la gente con empleo ingrato, indefinido o inestable, rodeándose de aquellos para los que es imprescindible fabricar, vender y cobrar hoy para así tener la posibilidad de fabricar, vender y vivir mañana.

La crisis se siente cómoda en pijama y chancletas entre esos que necesitan cobrar a fin de mes para sobrevivir al mes sigueinte, pregúntenselo a ella misma, que al menos es sincera y lo dirá, nunca se ha movido de domicilio desde que se inventó el capitalismo.

Sus vecinos, salvo causa mayor, nunca obviamos acudir por la mañana a trabajar, no olvidamos reciclar, circular con casco ni abonar el pan y la luz, además nos lavamos los dientes con dentífrico comprado en un supermercado francés y echamos gasolina sin plomo de una gasolinera de BP, es decir, cumplimos con nuestra parte, incluso cuando un papel con membrete nos lo exige exhibimos desnudas nuestras interioridades.

Sea lo que sea lo que esté pasando no hemos sido nosotros los causantes.

Quienes nos gobiernan viven sin pantalones, es mucho más práctico, se justifican hablándonos de la marcha de los mercados, vaya papelón, y aún se llenan la boca mentando a la Constitución y la Patria, dos señoras indefensas a las que los banqueros y las multinacionales tienen costumbre de penetrar sin lubricante.

Desde su rincón este blog sueña con poder votar a un partido político "insometible", y es una lástima que no existan ni la palabra ni el partido.

Sueña con tener por presidente al Capitán Trueno, a alguien a quien no le de miedo dar mandobles o cortes de manga a cualquiera que nos pretenda perjudicar desde dentro o desde fuera, pero sobre todo que sea capaz de recordarnos que somos lo que en realidad somos; un país hermoso habitado por buena gente.

Y que nos prometa que nunca volverán a sermonearnos, que nadie nos meterá más broncas culpándonos de ser una sociedad de flojos manirrotos que todo lo que hacen lo hacen mal, porque esa es una cochina mentira de la que acostumbran a servirse los poderosos para echarnos el muerto a los honrados peatones.


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En la foto el libro más conocido de Tom Peters, ilustrísimo decidor de sandeces, responsable de algunas de las ideas, sin duda positivas e innovadoras, que iluminaron a los capullos que nos han hundido hasta las trancas.
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