la entonces concejala entrevistada en el programa de Ana Rosa Quintana. |
Ya eres famosa, Hormigos, y con más tirón que Victoria Kent, que siquiera está colgada en el Youtube. De aquí a poco opinarás en Cosmopolitan y te invitarán a las premieres. Así se te atraganten los canapés y se te parta un tacón de los blahnik.
Y que lo sepas, ex edila, tu
vídeo no pone cachondo ni a un boy scout alimentado a base de fresas y champán,
tu rubiez de progre pija, esas sacudidas de melena, no escandalizan más que a
cuatro ya crónicamente escandalizados. Tu orgasmo sólo puede parecer real a
quienes en su puta vida han oído correrse a una mujer y no saben lo que es que
se caigan los cuadros del pasillo como con el meteorito de los Urales.
No soy un erudito, te lo juro, pero
tu clímax olía a montaje y tu cachondez a morcilla de Taiwan, se te distinguen desde
lejos la mamoplastia y las intenciones. Sé que es injusto, concejala, que quizá
te leíste el Ulises en inglés y posees tres carreras, más luces que una tómbola, quizá, de momento lo
único que sabemos es que sabes tensar los abductores y que tuviste un desliz futbolísitico
en un lugar de la Mancha que, al parecer, ya no te merece la pena democráticamente
regir.
Como la duquesa que putea a
Sancho Panza, eres una engañabobos. Explícale a los mil seiscientos yebenenses que
confiando en tu programa de centro-izquierda te metieron ensobradita dentro de
la urna. Diles que la vocación política se te ha ido disipando mediante whatsapps.
Pero ya has llegado, Hormigos, ahora
eres VIP de verdad, cubica mucho más pelear por Mediaset que por el bienestar
del contribuyente castellano. Vas a hacer tele y te van a mentar Míla
Jiménez y Karmele, eso mola más que conocer en persona a Carlos Marx. Quién
sabe si, con suerte, algún día en Benidorm un paparazzi de medio pelo te pilla achuchándote
con el portero suplente de la selección tanzana y de ese modo se prolonga al
infinito tu cutre sueño de tu noche de verano.
Por mi parte espero que Pablo
Iglesias se te aparezca en sueños para encorrerte a gorrazos por los platós.