Vinilos en el rastrillo (Ay Mari Cruz!)

Yo tampoco entiendo el mundo, Mari Cruz, nadie podía imaginarse que nos afanaríamos en acumular música dentro un cacharrito del tamaño de un mechero Bic, más música de la que cabe en una vida.

Y que no te engañemos los nostálgicos, sólo somos plastas que conservamos en el trastero los elepés de Tequila y el walkman devorador de pilas. La realidad es que ya no hay remedio, este tiovivo se acelera un poco más cada ratito, volver a los diecisiete sólo es una canción y las cosas son como están.

Pero no tengo vergüenza, soy un canalla, no te rescaté, ni a ti ni a Rocky Sharpe, siquiera a Fofó. Os dejé deformándoos bajo el solazo del escaparate junto a un cenicero de conchas recuerdo de Benicasim.

La alta fidelidad es un concepto carroza, sobran aquellos baffles enormes forrados con aironfíx, los quinceañeros se meten en la oreja un auricular y así el tímpano se perfora mejor y en menos tiempo. Hoy manda la eficiencia.

Son las claves de este siglo, Soriano, que tu piano ocupe poco espacio y que se pueda descargar en el mínimo tiempo posible.

Y dime cómo coño se puede descargar un piano en diez segundos.