Creo que tengo novia.

Hoy he conocido a una mujer encantadora.

Algo fría, es cierto, aunque dicen que al mediodía, con el sol de Julio, se pone un tanto cachondilla, según el día quema incluso, pero eso son habladurías de imbéciles que la han pretendido y fracasado.

Conmigo ha estado distante pero muy correcta, sobre todo en el primer momento, después hasta ha llegado a sonreír, una sonrisa muy clásica y sensual.

Me he cortado un poco porque una dama gitana no nos quitaba ojo desde el banco de la esquina. A su nieto pequeño –nos contó- el juez de menores le estaba soltando no sabía bien qué rollo.

Por lo demás la plaza tranquila, en la tienda de disfraces un Pierrot bastante inexpresivo charlaba con el currante de Focsa que acababa de regar la calle.
-¡Qué trabajo bonito el tuyo! –le decía.

Mi nueva amiga se ha negado a darme su nombre, era excesivo para la primera cita con una señorita dieciochesca, me ha aclarado, eso sí, que ella jamás ha sido de Samaria.
-Está muy lejos y hace mucho calor –dijo riendo-, yo en realidad soy francesa…

-Ya le había notado el acento –le mentí.

Es un poco mayor para mí, no voy a engañarme, pero eso no me importa en absoluto, su rigidez tampoco. Sobre todo me encanta su chorrito.

He deseado besarle la nuca.

Por supuesto no lo he hecho, además un guardia inoportuno ha venido diciendo incongruencias acerca de vandalismo y otras sandeces.

Tenemos un Ayuntamiento muy poco romántico.

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