Navidad Feliz una que deseo te tengas ( o algo así)


Está pasando algo, todavía no sé si bueno o malo porque tengo quitado el volumen de la tele. En la pantalla Andrea Bocelli,vestido con un esmoquin totalmente blanco, canta delante de un pianista totalmente rubio. El piano es igualmente blanco, un color bastante humillante para un piano.

Eso no es todo, a derecha e izquierda del escenario hay sendos grupitos de niños que llevan pajaritas a cuadros escoceses y camisas también de un blanco inapelable. Los han colocado por altura y en la primera fila están los más bajitos, que son los que peor rollo dan.

Tengo una ligera sospecha pero todavía quiero pensar que puedo estar equivocándome, ojalá. Al fondo está la orquesta rodeada de abetos artificiales,  blancos, claro. Después la cámara muestra el patio de butacas de un desmesurado teatro tapizado en terciopelo rojo en el que penden del techo amenazantes guirnaldas plateadas.

Empiezo a comprender, y para confirmar mis temores subo el volumen del aparato.


Venite, venite in Bethlehem natum videte regen angelorun” canta Andrea ahora embozado en un foulard, sí, sí; blanco.

Va a ser que es Navidad.

Calculo mentalmente. Sí, han pasado ya doce meses desde la anterior, es lamentable pero no hay duda. Lo más probable es que se haya atascado el calendario del Windows, le doy un golpecito al monitor, parpadea un poco y reacciona. El mes salta de golpe de julio a diciembre, con razón he sentido algo de frío esta mañana cuando acudí al trabajo con bermudas.

Así que he de felicitarme, primero a mí mismo, que soy quien tengo más cerca, y después a quien me lea, que probablemente seré también yo. Buscaré un powerpoint que contenga bebés, gatitos o paisajes de Suiza y se lo enviaré a mis amigos.

Puesto que somos miles de millones los que mutuamente nos deseamos felicidad y amor, entiendo que nunca más va a pasar nada malo y que todo va a ir mejor. Tal vez en Afganistán no, pero eso es porque allí no ha nacido Dios, de hecho es increíblemente asombroso comprobar cómo su lugar de nacimiento se ha ido desplazando desde los extrarradios de Belén hasta Manhattan.

Seguro que se debe a que allí las tiendas cierran más tarde, un Dios que acaba de nacer necesitará hacer muchísimas compras.
.