Entrevista a Scarlett Johansson en el Picarral.

Scarlett Johansson nos concede una entrevista en su recién estrenada casa del elegantísimo barrio del Picarral de Zaragoza. Hace apenas un mes que eligió este maravilloso enclave para mantenerse alejada de los focos y la prensa entre rodaje y rodaje. Se trata de un discreto edificio en estilo neogótico de treinta pisos de altura hecho de ladrillos rojos y amarillos rematado por tejas verdes.  

Justo cuando llegábamos, nos cruzamos en la puerta con su profesor de jota. Él mismo nos comunica que la srta Johansson nos atenderá en el porche una vez que se haya cambiado las alpargatas. Apenas tarda cinco minutos, nos confiesa su duda acerca de si será más conveniente hacer la entrevista en la pérgola o en el saloncito. Dado que nadie de la redacción sabe qué es exactamente una pérgola optamos por el saloncito.

-Papelicos: Buenas noches Srta Johansson, ante todo queríamos agradecerle esta entrevista.
-Scarlett Johansson: Es un placer para mí, además no tenía nada que hacer mientras corría el antivirus.
-P: Permítame antes que nada preguntarle si representa para usted algún inconveniente el que yo continúe dormido mientras la entrevisto.
-SJ: En absoluto, aunque me estaba preguntando cómo puede haberse quedado usted dormido con la tele a todo volumen.
-P: Es usted muy amable. Aunque se salga del ámbito netamente periodístico le diré que anoche dormí mal. Ahora acabo de ver “Saber y Ganar” y después siempre me entra sopor.
-SJ: Yo también suelo verlo. A mi edad conviene obligar a las neuronas a hacer un esfuerzo extra de vez en cuando. ¿Sabía que a los naturales de Cuevas de Almanzora se les denomina “cuevanos”?
-P: Realmente es emocionante, por cierto, sabemos por la prensa, ya que usted no lo oculta, que hace pocos días celebró su noventa y tres cumpleaños. No es necesario que le diga que está usted magnífica.
-SJ: Gracias joven, pero es poco mérito mío y mucho de mis genes. Ha de saber que mi abuelo, Eusebio Johansson, murió a la edad de ciento sesenta años y hasta el día anterior seguía subiendo a la era.
-P: Su abuelo era natural de Tardienta, si no me equivoco.
-SJ: Así es. Lo fusilaron los falangistas en la Guerra Civil, pero él siempre iba a lo suyo, no se percató de nada y se fue a cenar.
-P: Srta Johansson; ¿Qué representó realmente para usted haber trabajado a las ordenes de Woody Allen en Barcelona.
-SJ: En una ocasión estábamos en las Ramblas y me pellizcó el culo.
-P: ¿Y qué sintió?
-SJ: Es un genio.
-P: ¿Sigue usted en contacto con Javier Bardem?
-SJ: Ya no, me pasé a Orange hace un año.
-P: Sea sincera; ¿se siente usted la mujer más atractiva del cine actual?
-SJ: Por supuesto que no. Tenga en cuenta que en la vida real sólo mido setenta y cinco centímetros, dependo de la ayuda de los informáticos de postproducción para salir en pantalla con una estatura normal.
-P: Supongo que eso habrá sido siempre un inconveniente para su carrera.
-SJ: Sin duda. Mis compañeros tienen graves problemas conmigo en las escenas de sexo. En el rodaje de “La Isla” mi partenaire, Ewan McGregor, me pisaba continuamente.
-P: De joven Obi-Wan Kenobi era bastante torpe.
-SJ: Total.
-P: ¿Si volviese a vivir igualmente se dedicaría al cine u optaría por su ya de todos conocida pasión por coleccionar botellas vacías de pacharán?
-SJ: No sé (sonríe), es pronto, hoy todavía no lo sé (suelta una tímida y encantadora carcajada), Creo que tendría que pensarlo mucho (se atraganta y vomita el desayuno).
-P: Admítame otra licencia; no puedo terminar esta interviu sin antes confesarle que usted se parece mucho a la mujer a la que más desea este humilde reportero.
-SJ: ¿Qué quiere decir “interviu”?
-P: Es una revista de tetas.
-SJ: ¿Le apetece un adoquín del Pilar? El Gobierno de Aragón me los envía cada semana.

Metiéndose en la boca un enorme caramelo de naranja, Scarlett Johansson da por concluida la entrevista. Nos da dos besos a cada miembro de equipo y nos acompaña hasta la cancela. Antes de despedirnos definitivamente bromea sin pudor al respecto de la estatua dorada de Mao Tse-Tung que adorna su jardín. Es un recuerdo de familia, nos dice, me la regaló su majestad Alfonso XIII el día de mi primera comunión.

Una mujer sorprendente.