apropiación de dragones para usos políticos

Nueva Camiseta para la Selección de Cataluña. Se trata de un diseño de Custo Dalmau que representa el dragón de Sant Jordi. (lavanguardia.com  foto: Jordi Estruch).

La culpa de todo la tuvo la doncella, que iba llorando como una histérica por los campos de Silca a encontrarse con el dragón y ser devorada, San Jorge, que se dirigía a un recado, cruzóse con la chica y, como era un caballero, se vio en el compromiso de salvarla.

A partir de ahí el dragón y él irían a la par, y si bien caballeros y dragones suelen coincidir en la leyenda, ninguno tan honesto y buen cristiano como San Jorge de la Capadocia, que una vez cortado en rodajas el pescuezo al monstruo, se marcha sin pretender absolutamente nada de la muchacha, no faltaba más, pero exigiéndole a la ciudad, hasta ayer aterrorizada, que se bautizasen en el nombre de Jesús.

Se trató, en resumen, de un feo asunto, sobre todo para el dragón, que aconteció en los tres primeras centenas de la era y que, irrecurrible por entonces la Wikipedia, ruló de boca en boca hasta que un tal Santiago de la Vorágine la puso por escrito en la llamada Leyenda Aurea (siglo XIII), que recoge las vidas de los santos y santas, tipo top ten.


Pedro I de Aragón murió en el 1104 y nunca pudo leer el citado tocho, pero sabía muy bien de la existencia del santo de la Capadocia, hasta el punto de que, ansioso por conquistarle Huesca a los moros (ya sabemos cómo se obsesionaban los reyes medievales con los moros), invocó al santo y éste, que venía de Antioquía de salvarle el trasero a los cruzados mediante otra aparición muy oportuna y efectista, se personó a lomos del correspondiente corcel blanco y sacó por patas a los musulmanes en la batalla de Alcoraz. 

El dragón, con muy buen criterio, declinó aparecerse en Alcoraz. Allí yo no pinto nada, se explicó ante la prensa de la época.

Dicho asedio finalizó en el 1096, cuando todavía faltaba medio siglo para que el Reino de Aragón y el Condado de Barcelona hiciesen su cuestionable pero histórico negocio casando a Petronila con Ramón Berenguer.

Habrá sido pues sin querer, como todo cosa de chiquillos, ya sabemos que los nacionalismos son como los adolescentes en skateboard, cuando se embalan se apropian de la acera, de lo que es suyo y de lo que no es, pero aún así ha sido descortés la Federación Catalana de Fútbol adjudicándose y acaparando el dragoncito.

El bicho lleva pululando por Aragón desde que sólo era un huevonótese el juego de palabras: Dragón y d´Aragón, no hay que llegar al programa 100 de Saber y Ganar ni romperse la cabeza cavilando, y hablando de cabezas; el rey Pedro IV el Ceremonioso se hizo diseñar un casco con un dragón como cimera, de lo más cool, aparte de ceremonioso era un chulito.

Escudo de Aragón (1445) (Museo Provincial de Zaragoza)

Nota: Tomándole Jaime I Valencia a los sarracenos, que por lo visto debían ser una gente horrible, San Jorge volvió a echarle una mano. Cruz roja sobre el pecho, caballo blanco, etc, etc, fiel a su estilo descendió de los cielos para galopar con los buenos como en una de John Wayne. De la golondrina que se le posó al rey sobre el casco, quizá tras un cruce contra natura con el citado dragón (l´amor es així), nació el murciélago que corona el escudo de la ciudad. En el escudo de la Comunidad Valenciana luce también el Drac Alat.

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En cierta ocasión llegó San Jorge a una ciudad llamada Silca, en la provincia de Libia. Cerca de la población había un lago tan grande que parecía un mar donde se ocultaba un dragón de tal fiereza y tan descomunal tamaño, que tenía atemorizadas a las gentes de la comarca… / …Los habitantes de Silca arrojaban al lago cada día dos ovejas para que el dragón comiese y los dejase tranquilos… / …acordaron arrojar cada día al agua, para comida de la bestia, una sola oveja y a una persona, y que la designación de ésta se hiciera diariamente, mediante sorteo, sin excluir de él a nadie... / …cuando ya quedaban muy pocos, un día, al hacer el sorteo de la víctima, la suerte recayó en la hija única del rey... / …Cuando llorando caminaba a cumplir su destino, san Jorge se encontró casualmente con ella y, al verla tan afligida, le preguntó la causa de que derramara tan copiosas lágrimas... / …Jorge, de un salto, se acomodó en su caballo, se santiguó, se encomendó a Dios, enristró su lanza, y, haciéndola vibrar en el aire y espoleando a su cabalgadura, se dirigió hacia la bestia a toda carrera, y cuando la tuvo a su alcance hundió en su cuerpo el arma y la hirió.

("La Leyenda dorada". Santiago de la Vorágine S. XIII)

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...invocando al Rey el auxilio de Dios nuestro señor, apareció el glorioso cavallero y martir S. George, con armas blancas y resplandecientes, en un muy poderosos cavallo enjaeçado con paramentos plateados, con un cavallero en las ancas, y ambos a dos con Cruces rojas en los pechos y escudos, divisa de todos los que en aquel tiempo defendían y conquistavan la tierra Santa, que aora es la Cruz y habito de los cavalleros de Montesa.
    Y haziendo la señal al cavallero que se apeasse, començaron a combatir ambos a dos tan fuerte y denodadamente contra los Moros, dandoles tan mortales golpes, el uno a pie, y el otro a cavallo: que abriendo carrera por do quiera que yuan, recogían y acaudillavan los Christianos. El cavallero que traxo el santo martir, dize la historia de S. Iuan de la Peña alegada por Çurita, que era Aleman, al qual en aquel día y hora peleaba en Antiochia con los demas cruzados, mataron los moros el cavallo, y lo rodearon para matarle; y a este punto le apareció el gloriosos S. George, sin que el buen cavallero Aleman entendiese ni supiese quien era ... y ayudole a subir en las ancas de su cavallo, y sacole de su batalla, y subitamente lo transporto a Aragón, al lugar donde era la batalla del Rey don Pedro con los Moros, y señalole que se apeasee y peleasse....
   Espantaronse los enemigos de la fe viendo aquellos dos cavalleros cruçados, el uno a pie, y el otro a cavallo: y como Dios les perseguía empeçaron de huyr quien mas podía. Por el contrario los Christianos, aunque se maravillaron viendo la nueva divisa de la Cruz: pero en ser Cruz se alegraron, y cobraron esfuerço hiriendo en los Moros: y assi los arrancaron del campo y acabaron de vencer. 

(La batalla de Alcoraz según Diego de Aínsa, 1619).

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Noticia: La Vanguardia

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