Con las raybans no se ven las dictaduras.


Veo en féisbuc una foto de Paco, Puri y Consuelito apoyados en una de las esfinges del dromos de Karnac, los tres sudan como si llevasen ocho horas descargando sacos de yeso. La esfinge, ajena a su sofoco, se mantiene distante y silenciosa. Es lo que se espera de una esfinge.

Dichas fotos están en Facebook, una vez eliminadas, eso sí, casi todas en las que salía Consuelito. Según parece, en el tiempo que medió entre el viaje y la pasada nochevieja, Consuelito tuvo el feo gesto de tirarse a Paco en un par de ocasiones a sabiendas de que su mejor amiga, Puri, llevaba en ello desde el BUP.

Mi ironía tocando el tema, no el de Consuelito, que es horrible, sino el de Egipto, es purísima tiña. Lo que daría yo por hurgar con el dedito en cualquiera de los maravillosos bajorrelieves de la Sala Hipóstila, aunque haciéndolo me arriesgase a perder rudamente la virginidad en una celda de Luxor.

Es curioso es lo  mucho que ha cambiado Egipto desde entonces, que en el brevísimo lapso de unos pocos titulares pasó de ser un país hospitalario, amable y sugerente a revelarse como una chunga dictadura: Y aún me resulta más curioso el que Paco, Puri y Consuelito, precisamente ellos que suelen ser mazo solidarios y han ido con camisetas de Greenpeace hasta  a los velatorios de sus abuelas, no comentasen nada al respecto. También guardaron silencio los turistas japoneses, yankis y europeos, que llegaron a ser 15 millones en el año 2010. A todos ellos la dictadura les pasó bastante desapercibida.

Lo mismo le debió suceder a Sarkozy, cuando en el 2007 se llevó a su novia a festejar a las pirámides poniéndose palote mientras los reporteros la fotografiaban con gorrito de arqueóloga: Ni se dieron por enteradas nuestras Majestades cuando estuvieron de barbacoa  con Mubarak en el 2008. Y hace tan solo un par de años, Obama, enfrascado con hallar a Yul Brynner en las pinturas de Abu Simbel, apenas se percató de que en las calles del Cairo la policía hostiaba antes de preguntar.

Pasará algún tiempo antes de que este bloc se permita hacer un viaje más allá de Almonacid, no obstante, se permite aconsejar a Paco, Loli y Consuelito, así como al resto de los 15 millones, que la próxima vez se fijen mejor.

Que comprueben si el taxista puede opinar libremente de lo humano y lo divino, un derecho inalienable de todo taxista, y que miren a ver qué número de periódicos se venden en los kioscos.

Mejor aún; que pregunten a la recepcionista del hotel si votó en las últimas elecciones y a la empleada que les hace las camas por el enlace sindical de los trabajadores del resort.
 
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