de sábanas santas, monjitas y conejos al ajillo.-

Tengo camisas compradas hace tres años en el Carrefour que están para tirarlas, me parece muy raro que una sábana de hace veinte siglos años siga así de bien y planchadica, tanto da el esmero con el que la hayan guardado las monjitas clarisas, eso es mucho tiempo incluso para una monjita.

No obstante, y procuraré no descalabrarme al apearme de de mi pedestal de escéptico, el escueto párrafo de Flavio Josefo se merece una oportunidad. Cosas más inconsistentes me contaba mi tía Lola y yo me las creía, como cuando me dijo que el conejito que nos comimos en navidad no era Felipe, que Felipe se había escapado por la ventana que daba al patio de luces y que el que hervía en la cacerola lo había comprado ella el día de antes en el Spar.

En Intereconomía quieren dejarnos muy claro, especialmente a los impíos y masones, hasta qué punto ellos son católicos y aseados, que respetan a sus mayores y ayudan a cruzar la calle a llas señoras de astracán. Por eso, para demostrárnoslo en este lluvioso Viernes Santo de frustrada Madrugá, están debatiendo (es un decir) sobre el dichoso Síndone de Turín.

Nótese que lo he escrito con mayúsculas en señal de respetuosa condescendencia.



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