Angela Dorothea Merkel |
Llámame improductivo y hazlo en
alemán, así sonará peor, ponme el despertador a las cinco menos cuarto y quítame
el puente del Pilar.
Ningunea a mi presidente si lo
consideras oportuno, háblale en inglés y te dirá a todo que sí, sugiérele que
acuda a las reuniones del G 20 vestido de torero.
Cuenta por Europa que en España tiramos
al suelo el papel del bocadillo, que jugamos al solitario en el curro y nos
saltamos los stop.
Critícanos siempre que coincidas
con los vecinos, cuéntales que estamos tiesos, que nos pulimos los millones construyendo
rotondas y remodelando museos que después no pisa ni la madre del pintor, explícales
que subvencionamos los toros embolaos y que creemos que Günter Grass es el
portero suplente del Bayern.
No me importa nada si antes de
irte nos dejas en la mesilla el sobre con la pasta.
Las instrucciones escríbenoslas en
un papelico, ya lo traducirá mi vecino de abajo que trabajó quince años en la
Braun. Precisamente ahora su nieta quiere irse a Munich a currar como ingeniera.
Explotadla cuanto queráis pero por favor, cuando la azotéis procurad no dejarle
marcas en la espalda.
Ya sabemos que mandáis vosotros y
nos parece perfecto, lo que nos jodería de verdad es que mandasen los franceses.
Podéis serviros, estáis en
vuestra casa, toda España es Manacor, os pedimos disculpas por los días en que
no haga sol, si os place podéis entreteneos destrozando la suite, y si no está
suelto el arroz decídnoslo, mataremos al que hizo la paella.
Por mi parte prometo que no me
reiré más de vuestras sandalias, aprenderé a llevar cuatro jarras de cerveza en
cada mano y además me tatuaré versos de Goethe en ambas nalgas.
Aquí ya no hay más baños que
alicatar, he tenido que cerrar la marisquería porque sólo venía mi cuñado, somos
muchos palmeros en el paro y quedan pocos tablaos abiertos.
Pero por favor, Angelines, enséñame
a fabricar bemeuves o algo parecido, te juro que cuando hayas salido por la
puerta no te haré un corte de mangas.
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