Trinidad tiene un gozo en el alma.


Me mola el color púrpura, me pone toda, soy una chica super progre pero ante una sotana bien calzada y rematada con su correspondiente casquete transpiro como una jugadora de voley-playa.

Planta y estilazo los de mosén Bertone, pero una es ministra y seria, se debe a España y ante todo a su Constitución, una constitución laica ojo, que como Llamazares siempre da el coñazo lo he ido a mirar en la Wikipedia y viene a querer decir que el Estado, o sea mi ministerio, no profesamos religión alguna. Lo de profesar lo buscaré luego porque ahora voy mal de tiempo, tengo que ir a sacarle al Camarlengo unos mazapanes de Toledo.

La Constitución pues deja muy claro que los mismos derechos tienen los católicos que esos asquerosos perroflautas, lo que no quita para que los miembras y miembros (ambos dos) de este Gobierno Central, y progresista de la muerte, hayamos cumplido con nuestro deber colaborando con Esperanza a repartir camisetas y mapitas que ayuden a los peregrinos a localizar los McDonald´s de todo Madrí, amén de despejar las calles para que cupiesen a lo ancho el Santo Padre y su docena de guardaespaldas con traje de Emidio Tucci.

Gracias a los cientos de miles de jóvenes con sandalias que se esparcieron por ahí tocando con la guitarra una misma y cansina canción de misa, España ya está casi fuera de la crisis. Y es que, como estaba previsto, todos y cada uno de ese millón de jovenzuelos sanos y virginales se tomó como mínimo un café con leche con dos porras en un bar de Lavapiés.

Aun así se quejan algunos, los negativos, los criticones, los que dicen que la JMJ nos ha costado un pico y que muy bien, dado que ver de cerca al Papa parece ser que ha transformado sus vidas, podrían haber bajado la basura antes de pirarse.

Hay que ser muy mezquino para hacerle semejante reproche a quienes tan generosamente han cruzado el Globo para salvarnos del caos moral y la ruina mediante siete toneladas de rosarios.

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 imágenes tomadas de la 13