en manos del Gobierno Filisteo

"Sansón y Dalila" Cecil B. DeMille, 1949.

Esos depravados filisteos tienen a Víctor Mature encadenado entre dos columnas, la cosa empeora por momentos y sólo quedan diez minutos de película. No sé yo si esta vez vamos a ganar los buenos, estoy por cambiarme de bando, el Pueblo Elegido tiene muy poco sentido del humor.

Pero al fin Yahveh se levanta de la siesta, ve a Sansón pasándolas canutas, bosteza un poco y sacándose las manos de los bolsillos del batín, señala al derrotado con su dedo. Dios ha tomado partido,  paganos lo tenéis chungo, el Todopoderoso es así, ya lo dice el apelativo, los idólatras se van a llevar lo suyo. Ahora Sansón, iluminado de nuevo, sin mosquearse un pelo ni preguntarle a Dios por qué se ha tomado tanto tiempo, empuja las columnas mientras, viles e ignominiosos, los filisteos ríen. Este es un palacio diseñado por Calatrava, informan a gritos a Sansón, el Gobierno Autónomo Canaanita ha pagado por él setenta millonazos, lo tienes crudo israelita.

Lo cierto es que no sucede en un pis-pas, vengarse le está costando un rato, Sansón se congestiona todo y se pone colorao, hasta que las piedras se menean un poquito y cae un polvillo imperceptible, ya está casi. ¡Sansón que es para hoy!, clama Jehová desde lo alto. Enteraos cabronazos, aquí se va a liar parda, yo que los filisteos me iría yendo hacia la puerta, pero son unos jodidos viciosos y siguen con la juerga. El tinglado trastabilla, hay que ser imbécil para sujetar semejante tocho de palacio con sólo dos columnas. Cae una cornisa en la cabeza de un tío gordo que comía uvas, actividad pecaminosa donde las haya, huye horrorizado el pibón que le bailaba, justo ahora que ya iba por el sexto velo. Los muros de corcho se derrumban y la peña corre despavorida, los adoradores de Dagón están más perdidos que Rajoy en Pasapalabra, el mismo Dagón sale disimuladamente por una puerta trasera, le esperan en una orgía, se excusa, y aún se tiene que depilar. Dalila, que ha sido la culpable del chandrío, lloriquea escondida detrás del único pilar indemne pensando en el curro que va a tener quitando el polvo.

El mundo se desmorona y nosotros nos enamoramos, dice Ilsa. Bogart prescinde de aclararle que se están equivocando de película y se la lleva tras unas matas aprovechando que el vuelo es de Iberia y se retrasa. Pero es cierto, se nos han venido encima el techo y sus circunstancias. Hamlet funda el partido independentista de Jutlandia, Aladino se hace yihadista y Juancho Augusto cierra el quiosco, regresa a Guayaquil porque desde hace un año vende las chuches de una en una y con tarjeta. Desahucian a Góngora, demuelen el Arco de Bará para montar un acuapark, enchironan a Papá Pitufo por tráfico de estupefacientes y, tras un error de procedimiento, dejan libre a Lucky Luciano. Willy Wonka tramita un ERE para su fábrica. Judas, por más que lleva al Sanedrín a Magistratura, no consigue cobrar.

El mundo se desmorona sí, pero al revés que en el templo de Sansón, aquí somos los justos quienes morimos aplastados. Goldman Sachs está royendo los cimientos y Bankia nos sierra las patas del sillón. Cada tarde, cuando volvemos a casa del trabajo, descubrimos que nos falta la bombilla del recibidor, que ya no existe la fontanería de la esquina, que un pulcro doncel de Nuevas Generaciones nos ha chinado un faro al aparcar. Después, leemos en La Razón que al señorito Iván pudieron resucitarlo los del SAMUR y ahora se está ampliando el cortijo con una ayuda de la UE.