Ganicas de complicar las cosas

Ya lo sé, con dinero cuchufletas, si a ti se te antoja un Ferrari a topos verdes te lo hacen.

¡Y no por Dios! No comparo yo ferraris con bebés, sé positivamente que los hijos duelen mucho más, si bien no entiendo de ninguna de las dos cosas y no sabía decir cual de las dos es más delicada y cara de mantener, en todo caso dudo que me encuentren en el concesionario de la marca salvo que Páris Hilton tenga un detalle conmigo, que tal y como están las cosas lo dudo, me pilló con su madre en la piscina, en la del Barrio Oliver concretamente.

Pero me centraré en la noticia del periódico, que a eso vine, admiro la fuerza de estas dos damas, envidio sus ganas y su enamoramiento contracorriente, olé por ellas.

El pequeño que venga –y repito que entiendo poco- supongo que una vez aquí vivirá y besará a tantas madres como bien lo quieran, independientemente de los óvulos, matrices y demás complicadísimos órganos femeninos que lo hayan conformado.

Choca que sólo unas líneas más abajo, y en el contexto de lo legal, se utilice la palabra “facilitar”.

Y me callo, no digamos nada más, a estas alturas de la tardada tengo excesivo sueño para navegar muy adentro en el mar de lo políticamente incorrecto.